jueves, 8 de septiembre de 2011

REENCUENTRO de Jordi Doce





Ojalá que la noche sea esto únicamente:

la pesada respiración del mar

como un animal torpe y hechizado,

un pañuelo de cuentas negras bajo tu frente,

la dulce sensación de estar a la deriva

contigo, de espaldas a la ciudad,

turbados por el pulso de un amor

que es siempre recomienzo.



Así me rindo a la evidencia:

lentamente, el reclamo de las aguas

con que el silencio nos acoge,

sencillo, hospitalario, se desplaza

para dar paso al frágil territorio del tacto

y remediar con él la insuficiencia

con que la soledad y la separación

nos obsequiaron tantos días.

Apenas hay sorpresa en nuestros ojos,

en nuestras bocas poco acostumbradas

al amor. Sólo tú, reencontrado,

recién llegado cuerpo,

podías franquear tan sin esfuerzo

la distancia que lleva a mis sentidos,

podías recibir la plenitud

que en este corazón cansado

dibuja la pasión, el instante más dulce.


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Melan

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