martes, 27 de octubre de 2009

ALFONSINA STORNI


Tú me quieres blanca.

Tu me quieres alba,
me quieres de espumas,
me quieres de nácar.
Que sea azucena
sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada.
Ni un rayo de luna
filtrado me haya.
Ni una margarita
se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
tú me quieres blanca,
tú me quieres alba.
Tú que hubiste todas
las copas a mano,
de frutos y mieles
los labios morados.
Tú que en el banquete
cubierto de pámpanos
dejaste las carnes
festejando a Baco.
Tú que en los jardines
negros del Engaño
vestido de rojo
corriste al Estrago.
Tú que el esqueleto
conservas intacto
no sé todavía
por cuáles milagros,
me pretendes blanca
-Dios te lo perdone-,
me pretendes casta
-Dios te lo perdone-,
¡me pretendes alba!
Huye hacia los bosques,
vete a la montaña;
límpiate la boca;
vive en las cabañas;
toca con las manos
la tierra mojada;
alimenta el cuerpo
con raíz amarga;
bebe de las rocas;
duerme sobre escarcha;
renueva tejidos
con salitre y agua:
Habla con los pájaros
y llévate al alba.
Y cuando las carnes
te sean tornadas,
y cuando hayas puesto
en ellas el alma
que por las alcobas
se quedó enredada,
entonces, buen hombre,
preténdeme blanca,
preténdeme nívea,
preténdeme casta.

Al oído...

Si quieres besarme.....
besa-yo comparto tus antojos-.
Mas no hagas mi boca presa..
bésame quedo en los ojos.
No me hables de los hechizos

de tus besos en el cuello...
están celosos mis rizos,
acaríciame el cabello.
Para tu mimo oportuno,

si tus ojos son palabras,
me darán, uno por uno,
los pensamientos que labras.
Pon tu mano entre las mías...

temblarán como un canario
y oiremos las sinfonías
de algún amor milenario.
Esta es una noche muerta

bajo la techumbre astral.
Está callada la huerta
como en un sueño letal.
Tiene un matiz de alabastro

y un misterio de pagoda.
¡Mira la luz de aquel astro!
¡la tengo en el alma toda!
Silencio...silencio...¡calla!

Hasta el agua corre apenas,
bajo su verde pantalla
se aquieta casi la arena...
¡Oh! ¡qué perfume tan fino!

¡No beses mis labios rojos!
En la noche de platino
bésame quedo en los ojos...



¿Te acuerdas?

Mi boca con un ósculo travieso
buscó a tus golondrinas, traicioneras,
y sentí tus pestañas prisioneras
palpitando en las combas de mi beso.
Me libró la materia de su peso...

pasó por mí un fulgor de primaveras
y el alma anestesiada de quimeras
conoció la fruición del embeleso.
Fue un momento de paz tan exquisito

que yo sorbí la luz del infinito
y me asaltó el deseo de llorar.
¿Te acuerdas que la tarde se moría

y mientras susurrabas: "¡Mía! ¡Mía!"
como un niño me puse a sollozar?....


Subconciencia

Has hablado, has hablado y me he dormido.
Pero duermo y no duermo, porque siento
que estoy bajo el supremo pensamiento:
vivo, viviré siempre y he vivido.
Has hablado, has hablado y he caído
en un marasmo... cede hasta el aliento.
Tiempo atrás, en las sombras, me he perdido:
estoy ciega. No tengo sentimiento.
Como el espacio soy, como el vacío.
Es una sombra todo el cuerpo mío
y puedo como el humo levantarme:
Oigo soplos etéreos... sobrehumanos...
Sujétame a la tierra con tus manos,
que si el viento se mueve ha de llevarme.



Reseña biográfica

Nació en Capriasca, Suiza, en 1892, pero desde los cuatro años fue llevada a Argentina, país que la acogió con su nacionalidad. Desde muy niña empezó a trabajar como maestra, haciendo sus primeros pinos como poetisa bajo el pseudónimo de TaoLao.Obtuvo importantes premios literarios que la hicieron conocer ampliamente en todos los países latinoamericanos, destacándose entre sus obras, «Languidez», «El dulce daño» y «La inquietud del rosal».Se quitó la vida en 1938. ©

No hay comentarios:

Publicar un comentario