sábado, 30 de octubre de 2010

QUISIERA QUE ME RECUERDEN de Joaquín Enrique Areta


Quisiera que me recuerden
sin llorar ni lamentarme.
Quisiera que me recuerden
por haber hecho caminos,
por haber marcado un rumbo,
porque emocioné sus almas,
porque se sintieron queridos
protegidos y ayudados,
porque interpreté sus ansias,
porque canalicé su amor.
Quisiera que me recuerden
junto a la risa de los felices,
la seguridad de los justos,
el sufrimiento de los humildes.
Quisiera que me recuerden
con piedad por mis errores,
con comprensión por mis debilidades,
con cariño por mis virtudes.
Si no es así, prefiero el olvido
que será el más duro castigo,
por no cumplir mi deber de hombre.


Joaquín Areta (detenido desaparecido)
Leído por Néstor Kirchner en la Feria del Libro de Buenos Aires de 2005
Melan.

lunes, 25 de octubre de 2010

BAJO TU LÁSTIMA de Matilde Alba Swann




BAJO TU LASTIMA
Click para acceder al poema recitadoRecita: Odulina Sanuy Oliván

Quiero huir de tu lástima, y tropiezo
con mis zarzas de miedo
y con mi nido
de alegrías dormidas, y desgarro.

Has tendido
tu sonrisa en piedad a mi costado,
y te quedas
a mirarme ceder, sombra inclinada
como un tronco crujido
de castigos.

Tus dos brazos cruzados, y ya ajenos,
y una boca de beso
que se guarda.

Nunca me vi pequeña como ahora,
a los pies de tu altura
compasiva.

Nunca, como hoy, descalza
y azotada,
a un instante del nunca, irremediable.

Ya no vibra mi carne
en paraísos,
ni en infiernos, ni en manzanas, serpientes,
ni en exilios.

Una lacia
sensación de desgano que me arrastra,
un insomne desorden
de cabello, una pena tremenda de estar triste,
y un deseo
de morirme mañana,
antes que partas, y dejarte
sonreír de piedad sobre mi ausencia.

Matilde Alba Swann

A TU ENCUENTRO de Matilde Alba Swan

Click para acceder al poema recitadoRecita: Odulina Sanuy Oliván

Qué has hecho con tu mano, dónde guardas
dónde escondes
la bendición que hay en tu palma abierta.
Qué has hecho con tus fuerzas que marchitan
en un puño cerrado, y con tus labios
que no ríen
ni besan.
Dónde enredó tu paso que no supo
salirse del pantano.
Qué has hecho con el hombre que te habita
qué has hecho con el pobre ser que clama
por un cielo de luces
por un río de espumas
y qué fue de la criatura sola
que dejaste llamándote en la orilla.
Brotamos al amor y nos quedamos
con el verdor oculto;
con la tumba pesando las espaldas
y un mutismo asfixiando
las espigas.
Dame la mano, hermano,
ponte al ritmo
de esta abierta esperanza que me ensancha.
Olvidate un instante que eres hombre
con el lastre de ser civilizado,
siéntete pausa,
un descanso
en el quehacer eterno.
Tu tibia contextura guarda un canto,
suelta tu espacio y canta.
Tiende al camino tu vibración de amor,
dame tu mano, y estrecha en ella
un apretón
de vida.

CANTO A TU DISTANCIA de Matilde Alba Swan


Click para acceder al poema recitadoRecita: Odulina Sanuy Oliván



Yo he de sentir en mi escollera
el miedo,
golpear por mis costados,
cuando partas.
Levantarás el ancla
enganchada en mi limo caliente,
y arrancarás un tiempo de latido
y soltarás amarras.
Escucharé que partes,
tu sirena, una espiral opaca,
silenciará la lumbre de mi cuerpo.
Escalofrío de nieve,
me quedaré distante con el rostro en nostalgia
de los muelles.
Será un desmayo largo, y estremecido al fin,
como un abrazo.
Eco en blanco,
yo no sabré hasta dónde
te llevarán las aguas y los vientos.
Sólo sabré que desgarraste
del minuto inicial de mi comienzo,
desde el impulso que generó mi germen,
desde la huella de mi pie viniendo.
Tierra firme,
me dormiré en las rocas de la orilla,
y alguna vez retornarán las olas
ondulando un mensaje de regreso.
Romperán sobre mí en voces tuyas
y tu espuma
ha de nevar mi noche,
y una caricia ausente, sigilosa
transitará mi sombra.
Yo he de saber entonces,
que en alguna parte
te has quitado tu ropa de viajero
y aquietaste tu mar
para evocarme.
Yo sentiré tu mano abierta al tiempo,
y el resignado olvido de tu carne,
y tu misterio.
Te sentiré fluyendo entre las horas ásperas,
y ha de traerme el aire
la canción acostada que me cantes,
ávido pasto,
por un suelo de cal que resquebraja.
Inhallado rumor,
ausente imagen,
fibra mordida en la oxidada punta de la lanza,
he de crecer al cielo
por captarte,
dispersaré en girones por el viento,
y anclaré en tus pupilas,
y has de saber entonces,
que yo parto.

AMOR AUSENTE de Francisco Alvarez


Fue un amor a distancia, absorbente y profundo,

que vertió luz intensa sobre mi estéril mundo.


Fue el clamor estentóreo de vibrante campana,

resucitando el eco de una pasión temprana.


Vino como una musa, recitando cantares,

filtrándose en mi arena, subiendo a mis altares.


La percibí a mi lado como una frágil rosa

abriéndome sus pétalos, ingenua y temblorosa.


Se me adentró en el alma, y navegó en mis venas,

arrasando a su paso mi muro y mis almenas.


Galvanizó mi entraña con la encendida furia

de una sed insaciable de candente lujuria.


La contemplé desnuda, dulce y acogedora,

agresiva y violenta, crepúsculo y aurora.


Depositó en mis labios sus labios, entregados

a amar con besos tenues y besos prolongados.


Y al acercar mi boca a los duros pezones

sentí el salvaje instinto de tigres y leones.


Sus muslos me ofrecían la invitación callada

de atravesar su carne al filo de mi espada.


Palpé su piel vibrante, su vientre estremecido,

y la humedad ardiente del recóndito nido.


Era un canto a la vida, manojo de temblores,

estallido en la sombra de ocultos interiores.


Y era el rumor alegre del agua entre las rocas,

y el clarín que se anuncia con esperanzas locas.


Y un firmamento cálido, envolviendo en su seno

el murmullo del aire y el rugido del trueno.


Y una lluvia ligera su ternura incesante,

y un huracán furioso sus pasiones de amante

Y al despertar del sueño que soñaba despierto,

sin haber recogido las rosas de su huerto,


abrumado del peso sentido en el instante,

maldije los amores del amante distante.

ABRAZOS de Francisco Alvarez



"Tenme junto a ti de mil maneras"



I

Hambrientos y desnudos,

van mis brazos en busca de un abrazo,

arrastrando abandono,

y abiertos en silencio en doble arco.

En las mieses maduras del gentío,

separan las espigas cuando avanzo.

Qué insípida igualdad de multitudes,

sin destacarse variedad ni encanto.

Roja de sangre, tímida amapola,

¿dónde te ocultas, bajo el sol de mayo?

Mira que vengo ahogado de infortunio,

y te quiero adherir a mi costado.


II

Sentada en mis rodillas,

desprovista de palabras,

ideas y reclamos,

recoge mi hombro el rostro,

leve sonrisa y ojos entornados.

Flota en el aire la quietud dormida,

con auras místicas de epitalamio,

y la mente vacía se columpia

en la sombra de un mundo imaginario.

Nada se mueve en torno,

como el agua tranquila del remanso;

detenida la arena en la clepsidra,

dormido el viento, inmóviles los pájaros…

Qué abrazo interminablemente dulce;

no te muevas, mujer, de mi regazo.


III

Este abrazo, mujer, viste mi cuerpo

de la túnica azul de tu arrebato,

marea de tu mar, contra las rocas

firmes y erectas de mi acantilado.

Cúbreme de ti misma, que al ceñirme,

tus labios con los míos amordazo,

y sólo el alma me hablará en tus ojos,

y me transmitirá tus sobresaltos.

Estrecha el cerco, que aún no somos uno,

que dos es casi tanto como varios…

Desliza la rodilla entre mis piernas,

que a mi tigre despierta como un látigo,

y en ímpetu salvaje se abalanza hacia tí

incontrolable, incontrolado. Abrazo vertical,

exuberante, nudo incondicional, íntimo abrazo.


IV

Se alejaron las aguas torrenciales

que el paisaje arrasaron a su paso;

desanudóse la atadura firme

y la pasión degeneró en letargo.

Mi cómplice, mi amante,

yace exhausta a mi lado.,

y los brazos que fueran energía,

se hallan ahora en descanso.

Se despierta la brisa junto al río,

coqueteando inquieta entre los álamos,

y se percibe el agridulce aroma de almendros,

limoneros y naranjos.

El sol naciente besará tu espalda,

y se adormecerá en ella mi mano,

y tamborilearán sobre mi pecho

tus finos dedos largos.

Lentas las horas van, y silenciosas,

seco el sudor, y el ímpetu apagado,

sueña despierta junto a mí,

y sonríe al sentir en tus párpados mis labios.

JUNTO AL FUEGO de Francisco Alvarez


Ven hacia mí en silencio, con la sonrisa abierta,


absorbiendo en los ojos la noche iluminada;


deslízame en la mano la imperceptible oferta


del rayo que la luna depositó en tu almohada.




Reclínate en la alfombra y oye el rumor del fuego


cuyas lenguas nerviosas erotizan el leño;


que su calor tu cuerpo revitalice, y luego


encienda tu mirada y acaricie mi sueño.




A tu lado en el suelo veré los diablos rojos


de las llamas inquietas, con tu mano en mi mano,


y las chispas revueltas danzarán en tus ojos


como estrellas fugaces en un cielo lejano.




Descenderá mi brazo de tu hombro a tu cintura,


despertando temblores en tu piel descubierta,


y acercarás el rostro bañado de ternura


para aspirar los besos de mi boca entreabierta.




Las cien lenguas del fuego se deslizan lascivas


en torno al tronco envuelto por el abrazo ardiente,


y tus trémulas manos se arrastrarán furtivas


asiendo el miembro erecto gentil y firmemente.




En tu mirar directo flotan complicidades


que acercan a mi mundo tu intensidad de amante,


y percibo tu entrega y calmo tus ansiedades,


mientras entre tus dedos me retienes vibrante.




Lame incesante el fuego, y es cálida tu boca,


en aquel, sequedades, y humedades en ésta;


labios que se resbalan, y paladar que toca,


y relieves e impulsos que el amor manifiesta.




Arde el leño sin tregua, con ligeros chasquidos,


y se elevan las llamas en ondas desiguales;


y en tu ascenso y descenso hay rítmicos sonidos


de profundos y tensos contactos guturales.




El leño se retuerce bajo el calor intenso


y explota en la alegría de una amplia llamarada;


y tus ojos revelan el repentino y denso


fluir de surtidores en garganta infiltrada.




La lumbre ya se extingue, y el tronco está deshecho;


ven, mujer, y sonríe, y abrázame apacible,


reposa tu cabeza gentil sobre mi pecho,


y soñemos el sueño de un futuro tangible.






Reseña biográfica
Poeta español contemporáneo, nacido en Los Corrales de Buelna, Cantabria en 1935.Licenciado en Filosofía y Letras, políglota y viajero incansable. Su obra poética incluye varios segmentos: «Poemas y Sonetos», «Luminarias», «Breverías y Haiku».




Melan

miércoles, 20 de octubre de 2010

AUSENCIA de Jorge Luis Borges


Habré de levantar la vasta vida


que aún ahora es tu espejo:


cada mañana habré de reconstruirla.


Desde que te alejaste,


cuántos lugares se han tornado vanos


y sin sentido, iguales


a luces en el día.


Tardes que fueron nicho de tu imagen,


músicas en que siempre me aguardabas,


palabras de aquel tiempo,


yo tendré que quebrarlas con mis manos.


¿En qué hondonada esconderé mi alma


para que no vea tu ausencia


que como un sol terrible, sin ocaso,


brilla definitiva y despiadada?


Tu ausencia me rodea


como la cuerda a la garganta,


el mar al que se hunde.



Melan.








martes, 19 de octubre de 2010

HORAS de Jaime Labastida


HORAS


11:30 P.M.






Durísima la luna. Igual que tú, tan lejos.



Suéñame, te digo, como te sueño aquí,



hasta que los dos sueños se conviertan en fuego,



hasta que mi aliento sea el tuyo,



hasta que respiremos cada uno



por la boca del otro. La luna



asoma, llena y sorda. No estás



al otro lado del teléfono y sólo



por un hilo de sueño podré hablarte.



Paz y fuerza me habitan. Entro con pies descalzos en el lecho.



Estás hecha de espumas, estás hecha de nubes, estás hecha de luz.



Compartamos los sueños.






10:30 A.M.






Moles de nieve, quietas, perturbadas apenas por la luz.



Nada conmueve al resplandor, arriba. El cielo está desnudo.



El vértigo está aquí, adentro, en la conciencia.



La nube derretida es piedra densa.



Más en calma este mar de vapores que las nieves deshechas en la cumbre.



Allá la roca dura, el hielo, la nostalgia.



Un techo largo aquí, de plomo, lagunas sólidas de plomo.



Yo viajo lentamente, encima de un gran mar, blanco y sin sangre.



El mundo tiembla, abajo. Un segundo después, la vida será otra.



Nada más frágil que este valle de nubes, arriba del Atlántico.



La rotación insomne de la Tierra, el calor implacable,



el viento cruel, el simple y lento tránsito del tiempo,



la más ligera sombra, destruirán el paisaje.



Nadie podrá volver hasta este sitio.



Baja el avión y el valle no se altera.



Atrás, horas atrás, queda el desierto techo sin fronteras.



Pongo mi pie en la tierra, entro



en la sombra. El tiempo se estremece.






8:30 P.M.






Sé que voy a morir. Lo sé de cierto.



He vivido como si la muerte fuera un recuerdo lejano.



Pero tú has hecho que la luz se prolongue en la alcoba.



¿Esa piel que tocaba en el sueño era la tuya?



Era en verdad la piel amada de tu cuerpo entero.



Has hecho que renazca.La luz, el cielo, el mundo



eran tiniebla. Pero viniste tú,como nacida desde una piedra de fuego.



Llegaste como un pájaro súbito,como un rayo de espumas. Semejabas



un espejo de soles, un mar de luz



que me envolvía. Amanecí. El sueño



era desnudo campo compartido.



Soñaba que te ahogaba



con mi aliento de hombre.



Iguales ambos sueños, te soñaba



como si mi cerebro anidara en tu cráneo,



como si el territorio de los sueños



fuera el débil territorio de una sangre común.



Tú te abrías como el mar, para tragarme.



Como la nube blanca, envolviéndome, como la tierra negra.



El sueño era verdad. Entrábamos en él, como por un espejo.



Salíamos desde él, como a través de una puerta de viento.



Mis ojos eran tuyos.



Tus ojos me miraban en la penumbra blanca de la alcoba.



Despertar o dormir era lo mismo.



Vivíamos vidas iguales, a un lado y otro de la muerte,



el amor era el mismo, de un lado y otro de la vida.



Te besé hasta la dicha, te mordí hasta la muerte.



Granada fue tu boca,



tamarindo tus labios.



Compartimos el sueño.












Melan

LA CORONA FINAL de Olga Orozco


Si puedes ver detrás de los escombros,

de tantas raspaduras y tantas telarañas como cubren el hormiguero de otra vida,

si puedes todavía destrozarte otro poco el corazón, aunque no haya esperanza ni destino,

aparta las cortinas, la ignorancia o el espesor del mundo, lo que sea,

y mira con tus ojos de ahora bien adentro, hasta el fondo del caos.

¿Qué color tienes tú a través de los días y los años de aquel a quien amaste?

¿Qué imagen tuya asciende con el alba y hace la noche del enamorado?

¿Qué ha quedado de ti en esa memoria donde giran los vientos?

Quizás entre las hojas oxidadas que fueron una vez el esplendor y el viaje,

un tapiz a lo largo de toda la aventura,

surjas confusamente, casi irreconocible a través de otros cuerpos,

como si aparecieras reclamando un lugar en algún paraíso ajeno ya deshora.

O tal vez ya ni estés, ni polvo ni humareda;

tal vez ese recinto donde siempre creíste reinar inalterable,

sin tiempo y tan lejana como incrustada en ámbar,

sea menos aún que un albergue de paso:

una desnuda cámara de espejos donde nunca hubo nadie,

nadie más que un yo impío cubriendo la distancia entre una sombra y el deseo.

Y acaso sea peor que haber pasado en vano,

porque tú que pudiste resistir a la escarcha y a la profanación,

permanecer de pie bajo la cuchillada de insufribles traiciones,

es posible que al fin hayas sido inmolada,

descuartizada en nombre de una historia perversa,

tus trozos arrojados a la hoguera, a los perros, al remolino de los basurales,

y tu novela rota y pisoteada oculta en un cajón.

Es algo que no puedes soportar.

Hace falta más muerte. No bastarían furias ni sollozos.

Prefieres suponer que fuiste relegada por amores terrenos, por amores bastardos,

porque él te reservó para después de todos sus instantáneos cielos,

para después de nunca, más allá del final.

Estarás esperándolo hasta entonces con corona de reina

en el enmarañado fondo del jardín.
Olga Orozco
Melan

jueves, 14 de octubre de 2010

Los nombres olvidados y otros poemas de BLANCA LUZ PULIDO


LOS NOMBRES OLVIDADOS

Vivo sin mí, inmóvil,


ausente de mi cárcel de palabras,


sin la forma precisa para el canto


en este día sin tregua y sin resquicios;


cuando celoso de sí mismo el aire


no se desata en viento,


cuando nada me entrega su sentido


y no encuentran camino hacia mis ojos


ni el cielo ni los nombres de la tierra,


porque yacen serenos y completos


y en su ser se alimentan y se engendran.


Cumplen en sí la estatua de su vida


tanto el ser mineral como la espuma,


pues mis nombres tal vez están cansados


y en el árbol no pinten ningún verde


ni en el azul la sombra que enamora


y no sepan oír, en el silencio,


lo que la tarde les dice a los jardines.


Cifrados cantos, oscuros se celebran


al aire prodigioso de la noche


o en la obstinada luz que a mí se niega.


Atiendo, espero,


oigo el rumor adverso de mi sangre


y los días que son gestos de días


y las horas iguales a las horas


y todo tan en sí,


sellado,


inmóvil...






CRISTALES






Oculta en su prisión de sombras,


labra la luz


su sueño
de constancia en los cristales.




I




El granate


es un ejercicio de sangre derramada


en el profundo mármol
de tu cuello


El granate y su memoria de opulencia


son, en la enramada de tus venas,


la herida luminosa de la tierra


que se mira surgir,


de nuevo líquida,


en tu pecho.




II




El zafiro


habla el idioma


de las profundidad


es


solo el zafiro sabelo imposible


de su azul en la sombra adormecido.


Tal vez la noche


que el zafiro esconde


oculta


en sus reflejos


el marque en sus cristales


detenido


avanza.




III




Arde el ópalo


en sus cavernas de fuego,


de tiempo suspendido,


de líquidos cielos improbables.


Finge la luz,el agua,


el mediodía,


un lento azul de insomnio


y el verde que no alcanzaron los jardines.


Yo no sé


los pensamientos


que sus colores cautivan y condensan,


pero me entrego al desvelo


a la sed


de imaginarlos.




PRESAGIO




Nada en el mundo te alcanza todavía:


son tus labios de sombra,


y tu voz un fantasma.


Has surgido a la luz para mis ojos,


y te aumenta mi sangre,


y te encumbran mis venas.


Ya sin saberlo te acercas a tu forma,


encenderás la llama


en la incesante noche que te espera.


Y sin saberlo escribirás tu nombre,


tu no nacido nombre, entre mis labios.




BIOGRAFÍA






Nació en México en 1956. Estudió Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México. Fue miembro del Tercer Programa para la Formación de Traductores del Colegio de México. Ha publicado traducciones, ensayos y poemas en diversos suplementos literarios y revistas; las plaquettes "Fundaciones" (Cuadernos de Estraza, 1979) y "Ensayo de un árbol (Oasis, 1983); "Raíz de sombras" (Fondo de Cultura Económica, 1988); "Estación del alba" (serie "Margen de Poesía" de la revista "Casa del Tiempo" de la Universidad Autónoma Metropolitana, 1992); "Reino del sueño" (Aldus, 1996) y "Cambiar de cielo" (1997, obra que reúne sus primeros libros, más el poemario que da título al libro).


Fuente: Suscripción a Poemas del Alma


Melan