sábado, 20 de agosto de 2011

Poema 12 de Oliverio Girondo





Se miran, se presienten, se desean,

se acarician, se besan, se desnudan,

se respiran, se acuestan, se olfatean,

se penetran, se chupan, se demudan,

se adormecen, se despiertan, se iluminan,

se codician, se palpan, se fascinan,

se mastican, se gustan, se babean,

se confunden, se acoplan, se disgregan,

se aletargan, fallecen, se reintegran,

se distienden, se enarcan, se menean,

se retuercen, se estiran, se caldean,

se estrangulan, se aprietan se estremecen,

se tantean, se juntan, desfallecen,

se repelen, se enervan, se apetecen,

se acometen, se enlazan, se entrechocan,

se agazapan, se apresan, se dislocan,

se perforan, se incrustan, se acribillan,

se remachan, se injertan, se atornillan,

se desmayan, reviven, resplandecen,

se contemplan, se inflaman, se enloquecen,

se derriten, se sueldan, se calcinan,

se desgarran, se muerden, se asesinan,

resucitan, se buscan, se refriegan,

se rehuyen, se evaden, y se entregan.
 
 
La imagen es una obra de René Magritte.

sábado, 13 de agosto de 2011

Cédula de Félix Pita Rodriguez








No sé si alguna vez fui un cerezo silvestre.

Tal vez fui nieve, mirto, vilano, lluvia fina;

acaso un verde, trémulo, insecto del rocío.



No sé si alguna vez fui un cerezo silvestre,

pero a veces un ámbito de ramas en el viento,

cierta expresión de alturas debatiéndose.



Acaso allí.



No digo que no fuera, ni digo que es posible:

estoy contando cosas que no tienen remedio.

martes, 9 de agosto de 2011

Naufragios en la isla (La Habana, 1967) de Julio Cortázar



Eres el dios de los cuerpos, das y quitas la miel del abrazo más hondo,


gozas en nuestro grito, en el ascenso, paulatino a la delicia


para flotar después en el reposo,


medusa a medio sueño entre el agua y el sol.






Pero también esperas


en el verbo, eres entonces más temible,


te agazapas detrás de cada nombre, y cuando


regresa del olvido una palabra que decíamos


entre besos o lágrimas o Londres,


oh el más amargo de los amos, cómo clavas


tu dardo de infinitas espumas en mitad de mi vientre,


tus uñas de tortura en plena boca!






No puedo decir noche, decir lágrima,


echar al vuelo la paloma de su nombre en los tejados de París,


repetir su murmullo de colmena,


ser en sus dulces sílabas el viento y la campana,






porque también estás ahí con tus mastines y tus águilas,


única realidad de tanto olvido y tanto tiempo,


el amor con su risa de mármol contra el cielo,


su sexo cenital y su nocturna espalda.






*






El viaje fabuloso


inmóvil en el vértigo


tu pelo tus orejas






el viaje lancinante


las hélices del salto


el fragor del que caer


tu nuca tu garganta






el ancla remontando con sus algas su limo


la bocina en la niebla


tu espalda tu cintura


jueves, 4 de agosto de 2011

En el deseo del sueño, 1.5 de Francisco Magaña





Aquí está todo:

el humo a medianoche

la mano rencorosa de la soledad

y el olvido de agosto



Aquí está todo:

el transcurrir insomne de los vientos

la oración que quién escucha

y el sueño abandonado



Aquí está todo:

la común tinta del hastío

que despliega sus dones en la nada

antes que el alba

extienda sus dominios



y está el silencio

y está la voz la tuya dónde

renaciendo de los colores más opacos