viernes, 28 de mayo de 2010

Como siempre... Pablo

La noche en la isla
Toda la noche he dormido contigo junto al mar, en la isla. Salvaje y dulce eras entre el placer y el sueño, entre el fuego y el agua.
Tal vez muy tarde nuestros sueños se unieron en lo alto o en el fondo, arriba como ramas que un mismo viento mueve, abajo como rojas raíces que se tocan.
Tal vez tu sueño se separó del mío y por el mar oscuro me buscaba como antes, cuando aún no existías, cuando sin divisarte navegué por tu lado, y tus ojos buscaban lo que ahora -pan, vino, amor y cólera- te doy a manos llenas porque tú eres la copa que esperaba los dones de mi vida.
He dormido contigo toda la noche mientras la oscura tierra gira con vivos y con muertos, y al despertar de pronto en medio de la sombra mi brazo rodeaba tu cintura. Ni la noche, ni el sueño pudieron separarnos.
He dormido contigo y al despertar tu boca salida de tu sueño me dio el sabor de tierra, de agua marina, de algas, del fondo de tu vida, y recibí tu beso mojado por la aurora como si me llegara del mar que nos rodea.
Pablo Neruda (1904-1973)

jueves, 20 de mayo de 2010

Aquí me tienes. NIRA ETCHENIQUE


Aqui me tienes. Recuerdas?... Asi te dije.


No tienes que tocarme porque tuya soy desde hace siglos.


Desde el primer hombre y la primera mujer.


Nuestra historia no empieza...


Si los años la saben de hace tanto...!


La escribimos nosotros; si, nosotros;


otra carne, otra luz, otra distancia,


pero tu alma y la mia siempre fueron.


Tuya soy; desde el aire y la tumba, tuya soy;


desde el soplo primero de la vida


hasta el poderoso misterio de la nada


No tienes que tomarme;


estoy en ti como puedes estarlo tu en ti mismo;


asi estoy, porque existes, simplemente...


Lo nuestro no comienza...con el primer latido de la tierra


mi piel y mi sueño, fueron tuyos,


y heredados a traves de los paisajes,


modelados por los siglos,


por las piedras durisimas y tristes de las horas,


aqui estan...Aqui estan, piel, y sueño de tu piel y sueño;


aqui estan, en la arteria vital de tu silencio


y el canto socavado de tu sangre...


Aqui me tienes.Tuya soy sin razones y sin gestos;


asi, simplemente, porque siempre,


desde siglos y siglos tuya fui...

LEOPOLDO MARECHAL - de la soledad (fragmento)


Una ciudad a mi costado nace:

su infancia es paralela

de la mía y retoza

más allá de mi muerte.

Herreros musicales inventan la ciudad,

afirman un riñón, calzan su pie;

¡Baila desnuda al son de sus martillos,

la edad de los herreros!



Y el corazón de la ciudad se forja

con el puro metal de las mujeres,

y sobre los metales castigados

es bella y sin piedad esta mañana ...



Pero los niños ríen

de espaldas a la tierra

o en la margen del gozo.

Conspiran, bajo el sol de los herreros

para que tenga un alma la ciudad.

lunes, 3 de mayo de 2010

LETANÍAS DE LA TIERRA MUERTA - ALFONSINA STORNI




A Gabriela Mistral.




Llegará un día en que la raza humana


Se habrá secado como planta vana,


Y el viejo sol en el espacio sea


Carbón inútil de apagada tea.


Llegará un día en que el enfriado mundo


Será un silencio lúgubre y profundo:


Una gran sombra rodeará la esfera


Donde no volverá la primavera;


La tierra muerta, como un ojo ciego,


Seguirá andando siempre sin sosiego,


Pero en la sombra, a tientas, solitaria,


Sin un canto, ni un ¡ay!, ni una plegaria.


Sola, con sus criaturas preferidas


En el seno cansadas y dormidas.


(Madre que marcha aún con el veneno


de los hijos ya muertos en el seno.)


Ni una ciudad de pie... Ruinas y escombros


Soportará sobre los muertos hombros.


Desde allí arriba, negra la montaña


La mirará con expresión huraña.


Acaso el mar no será más que un duro


Bloque de hielo, como todo oscuro.


Y así, angustiado en su dureza, a solas


Soñará con sus buques y sus olas,


Y pasará los años en acecho


De un solo barco que le surque el pecho.


Y allá, donde la tierra se le aduna,


Ensoñará la playa con la luna,


Y ya nada tendrá más que el deseo,


Pues la luna será otro mausoleo.


En vano querrá el bloque mover bocas


Para tragar los hombres, y las rocas


Oír sobre ellas el horrendo grito


Del náufrago clamando al infinito:


Ya nada quedará; de polo a polo


Lo habrá barrido todo un viento solo:


Voluptuosas moradas de latinos


Y míseros refugios de beduinos;


Oscuras cuevas de los esquimales


Y finas y lujosas catedrales;


Y negros, y amarillos y cobrizos,


Y blancos y malayos y mestizos


Se mirarán entonces bajo tierra


Pidiéndose perdón por tanta guerra.


De las manos tomados, la redonda


Tierra, circundarán en una ronda.


Y gemirán en coro de lamentos:


¡Oh cuántos vanos, torpes sufrimientos!


-La tierra era un jardín lleno de rosas


Y lleno de ciudades primorosas;


-Se recostaban sobre ríos unas,


Otras sobre los bosques y lagunas.


-Entre ellas se tendían finos rieles,


Que eran a modo de esperanzas fieles,


-Y florecía el campo, y todo era


Risueño y fresco como una pradera;


-Y en vez de comprender, puñal en mano


Estábamos, hermano contra hermano;


-Calumniábanse entre ellas las mujeres


Y poblaban el mundo mercaderes;


-Íbamos todos contra el que era bueno


A cargarlo de lodo y de veneno...


-Y ahora, blancos huesos, la redonda


Tierra rodeamos en hermana ronda.


-Y de la humana, nuestra llamarada,


¡Sobre la tierra en pie no queda nada!