Una ciudad a mi costado nace:
su infancia es paralela
de la mía y retoza
más allá de mi muerte.
Herreros musicales inventan la ciudad,
afirman un riñón, calzan su pie;
¡Baila desnuda al son de sus martillos,
la edad de los herreros!
Y el corazón de la ciudad se forja
con el puro metal de las mujeres,
y sobre los metales castigados
es bella y sin piedad esta mañana ...
Pero los niños ríen
de espaldas a la tierra
o en la margen del gozo.
Conspiran, bajo el sol de los herreros
para que tenga un alma la ciudad.
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